miércoles, 14 de mayo de 2008
Recomendaciones para una buena lectura. | Cuenta Cuentos
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Aquí algunas breves y más que técnicas, vivenciales, recomendaciones para el momento de la lectura con sus niños. Recuerden que el hábito de la lectura es básicamente un trabajo de los padres, mucho más que el de la escuela o el de cualquier programa del Ministerio de Educación para fomentar la formación de lectores.
1. Siempre que le leemos a nuestros hijos es necesario tener presente que lo que se busca es pasar un momento agradable. Así que cuando veamos que existe mucha resistencia de parte de los pequeños o simplemente están cansados es mejor posponer la lectura para otro momento. La lectura no puede imponerse a la fuerza porque deja en los niños el mal sabor de lo obligatorio, de la tarea árida que no permite evasión alguna.
2. Buscar un momento ideal para lectura que pueda convertirse en una rutina es importante. No ubiquen tiempos en el que la lectura tenga que competir contra el juego diario en el parque o la televisión, (probablemente saldrán perdiendo). Es bastante propicio el momento antes de dormir, uno se encuentra con la disposición de espíritu, (o por lo menos con cierto sosiego luego de un día agitado), para descansar en la cama y leer un cuento. Este espacio le permitirá además al niño identificar que, con la lectura, alarga el contacto que tiene con sus padres y lo mantiene despierto por un tiempo más, (algo por lo que casi todos patalean antes de irse a dormir). Así, poco a poco, el acto de la lectura terminará identificándose con sentimientos de calidez y ternura que ayudarán, entre otras cosas, a fijarlo como hábito.
3. Es importante ir identificando los gustos de nuestros hijos. No es tan sencillo al principio porque los niños pequeños están recién conociendo todas las variedades de estilos y propuestas literarias que se les ofrece. Además, así como se educa el oído para apreciar la buena música, ya sea clásica o salsa, también se puede educar el gusto literario y la apreciación estética que le permitirá luego identificar que hay una gran diferencia entre una ilustración de Chris van Allsburg o Ana Juan y un cromito mal impreso de los Power Rangers. Pero en el trabajo de guía que asumimos los padres debemos dejar siempre abierta la posibilidad de elección de nuestros hijos y ofrecerles aquello que más les atrae y que, con mayor eficiencia, los transporta a mundos donde su imaginación cobra fuerza e ímpetu. A algunos les gustarán los cuentos de seres fantásticos, las historias sobre mitologías, las aventuras, las piezas teatrales, historias referentes al fútbol. biografías o la poesía, (hay gustos para todo). Lo que por lo general tiene una gran aceptación son las historias donde predomina el humor, además, no hay nada mejor para un buen descanso que dormirse luego de una buenas carcajadas. No se pongan exigentes tampoco en la cuestión del formato, algunos grandes lectores empezaron su aventura literaria con cuentos de Gogol pero también con comics como Tin Tin o Asterix, o inclusive, con los ya extintas historietas como Supermán, Linterna Verde o la pequeña Lulú, (que en el caso de Lima, Perú, podrán encontrar a módicos precios en viejos libreros y revisteros del Jirón Amazonas en el centro de la ciudad).
4. Los niños tienen una marcada preferencia por las historias que presentan diálogos. Ahora bien, este recurso debe ser bien aprovechado a la hora de la lectura modulando la voz para que el oyente identifique con claridad a los diferentes personajes. No se espera que un padre o una madre mantengan registros acústicos perfectos para cada personaje, ya sea Ricitos de Oro o Papa Oso, pero una modulación que permita una leve diferenciación ya es algo. Ahora bien, la voz debería cambiar no solo en función de los personajes sino también con las circunstancias concretas de la historia narrada: una voz grave y pausada impregnada de imperceptibles silencios mientras contamos cómo el príncipe saca la mano por debajo de la cama para arrancarle una pluma al ogro, es el ticket perfecto para transportarlos a un mundo mágico. Leer en voz alta es un arte que se va mejorando poco a poco, (permítanse escucharse cuando leen y disfrutar de ir haciendo los arreglos que crean convenientes). ADVERTENCIA: si bien una buena lectura puede hacer reír y gozar a nuestros niños también podemos arrancarles gritos y llantos de miedo, por lo que debemos manejar con mucho cuidado ciertos excesos histriónicos que exacerben las escenas de mucha tensión. Cada padre conoce a su hijo y deberá calibrar su lectura en función de la sensibilidad de su pequeño.
5. Es recomendable que la madre o el padre puedan leer antes el cuento. Hacer un rápido reconocimientos por ese maravilloso laberinto de signos que es el texto nos permitirá manejar un adecuado ritmo en la lectura donde las palabras caigan una a una como frutas maduras, evitando tropiezos y entrampamientos.
6. En todo texto habrán muchas palabras esperando ser descubiertas por los nóveles lectores, algunas las dejarán pasar pero otras despertarán su curiosidad y no podrán evitar preguntar por su significado. Creo que es importante, aunque se pierda el ritmo de la lectura, detenerse a dar las explicaciones del caso. Pero este momento no tiene porque ser una metódica y aburrida consulta del diccionario, muy por el contrario, puede ser una oportunidad para el juego dirigido y fungir, incluso, como un descanso a la natural tensión que nos genera la lectura. Si por ejemplo, estamos leyendo el “Viajero del Alba”, el quinto libro de Narnia, que es una aventura eminentemente marina y nuestro hijo nos pregunta que es la “proa”, podemos cerrar el libro y delinear con polos, chompas y medias en el piso la cubierta de un barco imaginario que nos permita enviar a nuestro pequeño marinero, con gritos de capitán en medio de una tempestad, a izar la vela de popa, a amarrar las cuerdas de estribor y a asegurar el ancla de proa. De esta manera incorporarán en su vocabulario estos nuevos términos con mucha facilidad y no necesitarán que se los vuelvan a mencionar, porque la letra que con juego entra, se imprime a fuego en la memoria.
7. Pero no siempre es tan fácil, muchas veces nos veremos en la dificultad de explicar conceptos abstractos de significación compleja. En estos casos las lecturas pasadas de cuentos e historias representan un gran insumo, lamentablemente subutilizado, para apoyar las explicaciones del caso. El álbum ilustrado “La Isla”, por ejemplo, reseñado en este blog, nos habla del temor de un grupo de hombres a lo diferente y de cómo ese miedo desemboca en agresión y violencia; pero lo maravilloso del caso es que la obra comunica como un todo, la palabra precisa y bien utilizada acompañada de excelentes ilustraciones que, en conjunto, nos mueven sentimientos y enriquecen el intelecto. De esta manera cuando, también a raíz de un cuento, mi hija me preguntó sobre el significado de la palabra “marginación”, el traerle a colación el cuento “La Isla” me permitió una explicación más fácil y profunda de dicho concepto. Y es que no solo le recuerdas la explicación intelectual del término sino que traes a su memoria, como un volver a vivir, los sentimientos de angustia, frustración y temor que debieron haberse activado en ella al leer el cuento en mención. La emoción y la movilización de sentimientos le presta así un inestimable favor al desarrollo intelectual y cognoscitivo de nuestros niños.
Espero que estas recomendaciones que nacen de la experiencia que hemos venido acumulando en estos años de lectura, les sean de utilidad. Lucía y yo les deseamos, de todo corazón, que disfruten sus cuentos.
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