martes, 30 de octubre de 2007

Fomento de la lectura en la infancia: Jugar a leer | Cuenta Cuentos

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El libro ya no tiene el mismo valor que antes. Años atrás, las familias se enorgullecían por tener una completa colección enciclopédica y ésta ocupaba un lugar importante en el hogar. En la actualidad, pocas enciclopedias quedan en las casas, también otro tipo de ediciones. La lectura ha sido desplazada por diversos focos de entretención y en Chile, la situación lectora está lejos de ser la esperada.



Para instalar la lectura en el cotidiano parece lógico comenzar con las nuevas generaciones. De esta manera, la cura para la patología lectora que aqueja a nuestro país, se orienta por fomentar la creación y la animación de la literatura en niñas y niños.



Aunque el panorama no es de los mejores, en la escena local, la literatura infantil da buenas señales. Cada vez son más los escritores que se interesan por escribir libros para infantes y la venta de sus trabajos va en aumento. En 2005, Editorial Norma reveló que en promedio se venden 2 mil unidades por obra al año, libros que privilegian las historias reales y coherentes que sean del gusto de los menores.



¿Pero cómo estimular las ganas de leer en los niños? Hay que tener en cuenta que en la infancia la lectura está muy mediatizada por los adultos: son los padres quienes compran libros y, en las escuelas, son los profesores quienes determinan qué leer. Por lo tanto, en la tarea de promover el interés lector en los menores no se debe descuidar a quienes hacen de puente en esta labor.
Acercar la lecturaLa función que cumple la Corporación Lectura Viva es un ejemplo de ello. Hace tres años trabaja para formar lectores y crear el hábito de la lectura en chilenas y chilenos de todas las edades. A través de capacitaciones, entregan técnicas que inducen, estimulan y orientan el deseo lector, y que a la vez, preparan a los adultos a ser mediadores de literatura.
Su directora, María Graciela Bautista asegura que “para acompañar a un niño en la lectura, ese adulto tiene que ser un apasionado lector. Nadie transmite nada que no sienta y la lectura se debe sentir apasionadamente. Crear el gusto significa ser conocedor de ciertas obras de literatura infantil y juvenil para poder indicarle a ese niño que lo rodea lo más acertado de acuerdo a su edad, sus intereses, su desarrollo. Un libro es muy interesante en lo que puede repercutir, porque si le da respuestas a ese niño de sus incógnitas, le ayuda a entender el mundo donde vive, el mundo que le rodea, entenderse a sí mismo. Eso es lo que va a acaparar la respuesta de ese niño para formar ese hábito lector”, señala.



En esta tarea de promoción, Bautista recomienda a los adultos dejar libros apropiados al alcance de las y los menores, dejar que ellos escojan qué leer sin presionarlos, realizar juegos y competencias que impliquen lectura y lo más importante: que los vean leyendo y comentando libros.



Un consejo que da resultados. Paula Tapia tiene diez años y comenzó a leer desde muy pequeña motivada por su familia. “Empecé a leer como a los cuatro años porque veía que mi mamá leía cosas y me llamó la atención”, cuenta. Hoy, Paula está dando sus primeros pasos en la escritura y, gracias a su interés lector, se ha convertido en una usuaria frecuente de la Biblioteca de Santiago. “Era la primera vez que iba a una biblioteca y me encanta, porque es cómodo y me gusta todo. Ahora voy dos veces por semana acompañada de mi mamá”, comenta.
Y es que la tarea de las bibliotecas públicas no es menor si de contacto con los libros se trata. Pero, si bien es cierto que la infraestructura bibliotecaria no es óptima en todo el territorio nacional, la alternativa que ofrece la Biblioteca de Santiago es ideal: cuenta con salas de lectura para diferentes edades, donde el papel de los animadores tanto en infantes como en jóvenes, ha sido muy importante a la hora de promover la lectura.



Flor Toledo es funcionaria de esa biblioteca y aclara que la animación lectora es el resultado de la aplicación de técnicas específicas en cada una de las edades. Agrega que este trabajo comienza en menores de cero a siete años de edad y se refuerza en jóvenes de mala base lectora entre ocho a 17 años. “Para los más chiquititos, de cero a dos años, hay un programa que se llama guaguoteca donde realizamos lectura para los bebés y dejamos a su alcance libros plásticos que pueden tomar, chupar, morder. Es el primer contacto con la lectura, es lo básico”, declara.
El ánimo de implementar estos mecanismos en cada una de las bibliotecas públicas del país va en aumento. En su experiencia capacitando personal bibliotecario desde Putre hasta Tierra del Fuego, María Graciela Bautista asegura que “las bibliotecas tienen mucho interés en capacitar a su personal y en su gran mayoría están preocupados porque sus funcionarios puedan animar la lectura hacia las niñas y niños usuarios en sus diferentes regiones. Hay muchísimo interés por parte de todos los coordinadores de bibliotecas públicas del país para formar un país lector”.



Contra la lectura obligadaNo sólo en las bibliotecas públicas se están realizando esfuerzos y algunos escritores de literatura infantil intentan hacer lo suyo. Mauricio Paredes es ingeniero y autor de los libros “El diente desobediente de Rocío”, “La familia Guácatela” y “Verónica, la niña biónica”. En su aporte al fomento lector en los infantes, ha trabajado arduamente por convertirse en el tío cuenta cuentos. A través de su sitio electrónico http://www.habiaotravez.com/, adelanta las historias de sus novelas con el propósito de generar una relación más directa con su público y mediante visitas a colegios, realiza una doble función: provoca la participación en escolares y educa a los profesores en las técnicas de animación lectora.



Es un férreo opositor de la lectura obligada, puesto que cree que es uno de los principales enemigos del interés lector en las y los niños. “Uno va buscando de acuerdo a sus propios gustos. La labor del profesor es tratar de encontrar qué libro corresponde a qué niño”, puntualiza.
La idea es motivar, no obligar y de ello da fe Paula Tapia, quien a su corta edad tiene la experiencia necesaria para aconsejar tanto a sus pares como a educadores que “busquen libros con temas que le gusten. Por ejemplo, si a los niños les gusta el fútbol, que lean sobre fútbol; si les gustan las mascotas, que busquen literatura de mascotas. La literatura abarca un montón de textos”. Está en lo cierto porque opciones las hay, ganas… está por verse.





Por http://www.forociudadano.cl/



http://www.forociudadano.cl/articles/lectura_en_el_ambito_infantil.htm

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